Hace poco menos de año y medio que adquirí un 900 i 16v de 1990 para uso diario y transcurrido ese tiempo y recorridos unos 25.000 km creo que llega el momento de hacer balance sobre mi experiencia con el coche y, por si a alguien pueden servir mis experiencias, dar cuenta de las tareas que le he ido haciendo al coche:

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Transmisión: Cuando compré el coche se advertían algunas vibraciones al volante que poco a poco iban a más, en especial cuando se solicitaba el acelerador de modo más intenso por ejemplo en subidas. El diagnóstico fue que las homocinéticas, en especial la del lado izquierdo, estaban muy castigadas. Ya puestos decidí instalar el conjunto de homocinéticas y palier nuevos para ambos lados, por si las vibraciones hubieran supuesto alguna deformación (cosa poco probable de todos modos, supongo) y el problema se acabó.
En cuanto al cambio de velocidades al sustituir el aceite su aspecto y textura me parecieron de aceite de motor (SAE30 creo que se ofrece como opción) pero me decanté por emplear un 85W-90 para transmisiones junto con un aditivo para engranajes y el cambio adquirió un tacto menos pastoso, sobre todo en frío. Hace unas semanas he vuelto a cambiarlo por un más apropiado 75W añadiendo igual aditivo y creo que es la elección perfecta, en su momento no localicé aceite de esa densidad.

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Tacos de motor: Aparte del origen de las vibraciones en las homocinéticas me dio la impresión de que también podían tener algo que ver con el apoyo de motor delantero, que a priori y por lógica debiera ser el más castigado al "colgar" el motor sobre él. Hice el cambio de los tres (dos hidráulicos y el frontal de goma) y el coche ganó en suavidad.

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Suspensión: Al plantearme el cambio de amortiguadores el mecánico observó que algún animal había destrozado las roscas de sus anclajes en los trapecios inferiores a base de utilizar tuercas de otro paso. La verdad era algo sorprendente en un coche con un mantenimiento exhaustivo en servicio oficial Saab conforme al libro, pero el mejor escribano echa un borrón.
Ante el destrozo, que hacía imposible repasar roscas, compré ambos trapecios nuevos con sus silentblocks y el juego completo de rótulas (de trapecios y de dirección). Antes de esta operación y del cambio de amortiguadores la estabilidad, trazada y capacidad direccional del coche eran simplemente buenas, pero ahora he logrado disfrutar de la precisión en curva y aplomo en recta de la que había oído hablar siempre con relación a los 900. Salvando las distancias me recuerda algo a mi Fulvia, pues aunque hay un abismo en dimensiones y pesos y el Saab tiene unos voladizos enormes, el concepto no deja de ser parecido con tanto peso gravitando sobre el eje delantero y un tren trasero relativamente liviano con eje rígido.

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Faros: Las ópticas originales Hella estaban algo castigadas y compré unos faros nuevos en Skandix. La relación calidad/precio me parece razonable, pero desde luego la iluminación, sobre todo el largas, no es la mejor virtud del 900.

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Admisión: Desde un principio el "tambor" que aloja el filtro y la toma de aire no me parecieron la mejor opción. Sin duda tomar el aire en el vano y apuntando hacia arriba es un buen compromiso en un clima frío y permite salvar el problema de la entrada de agua, barro o nieve; ahora bien, para nuestras latitudes el diseño no me convencía y apliqué una triple solucion: Por una parte un filtro K&N.
Por otra comprar en Ebay una toma de aire de Turbo, que recoge el aire sobre el paso de rueda izquierdo en una zona más fresca. Por último me hice de una toma de ventilación de calentador de gas en una tienda de bricolaje, con una sierra de calar corté la carcasa cilíndrica del filtro y lo acoplé apuntando hacia el morro del coche; para fijarlo bien empleé un pegamento de masilla de dos componentes y después con cemento hice unas formas para disimular el acople y que tras pintar todo de negro mate pareciese de origen, por si las moscas.
Desde luego que para que un coche ande de verdad hay que meterse en otros fregados, pero es sorprendente que algo tan simple le dé mayor viveza al coche, ahora las aceleraciones y recuperaciones son más limpias y lineales y van acompañadas de un grave y nada molesto sonido de admisión; por otra parte el coche se desenvuelve mejor cuando se le exige y he podido comprobar que hay una diferencia sustancial en la velocidad a que corona la típica pendiente larga de autovía, en la que un diésel moderno se desenvuelve como pez en el agua pero en el que un coche de gasolina de potencia relativamente modesta como un 900 atmosférico va desinflándose o se limita a mantener el tipo. No he comparado consumos pero lo haré.

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Lubricante motor: He huído de aditivos porque tras dos cambios de aceite éste sale bastante limpio y además el consumo es despreciable, lo cual supongo que es síntoma de buena salud del motor cuando resulta que empleo un aceite tan "fino" como un sintético 5W40, más que nada por hacer menos trabajoso el arranque en frío.

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Bujías: Probé con las Bosch (lamento no recordar el tipo), pero ahora el coche monta las famosas NGK. No me atrevería a decir que hay diferencias de fuste, pero tengo la vaga sensación de que el coche va más fino en tráfico en ciudad con estas últimas.

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Consumo: Podría cifrarlo en los 8,5 litros en mis recorridos habituales (desplazamientos de unos 20 km diarios por carretera nacional al trabajo, algo de autovía los fines de semana y un poquito de ciudad). En los tres únicos viajes largos que he hecho, de unos 900 km cada uno entre ida y vuelta, a un crucero de unos 110 el consumo máximo ha sido de poco más de 8 litros y el mínimo de unos 7,8. Tengo curiosidad por hacer un viaje largo a ritmo algo más ligero para comparar.
En fin, espero no haberme extendido en exceso y lamento que haya podido dar cuenta de cosas que para muchos sean obviedades o información poco útil. Por último sí que quisiera señalar que el 900 me parece un coche confortable, agradable de conducir, perfectamente utilizable en el día a día y además muy práctico, al tiempo que a base de estas pequeñas intervenciones el gusto por conducirlo ha ido aumentado con el tiempo.