Mi buen Capitán, los síntomas del Temido se han reproducido calcaditos en mi "nuevo" 9-5.
Lo pongo en marcha para ir a comprar el pan y el diario (ayer, domingo mañana, en mi pueblo). Realizo las citadas compras dominicales, lo voy a poner en marcha... Ding, ding, checking, etc. giro la llave, suena el motor de arranque y nada. Repito la operación. Tampoco. Empiezo a tener sudores fríos cuando huelo a quemado y veo salir el famoso humillo blanco del capó. Desconecto la llave, abro el capó y veo al pérfido humo saliendo del casete de encendido. m*****, pensé, estoy reviviendo el asunto del Capitán.
Aviso a la asistencia y al mecánico del pueblo (compañero de aventuras en la brigada de apagafuegos forestales voluntarios -ADF- de la que formo parte) y la grúa lo deja reposando en el taller del amigo, mientras observo toda la operación con mucho dolor en el alma y con el rostro desolado.
El amigo-mecánico desconecta la batería y desmonta el casete y, efectivamente, tenía del color del café dos cebadores... Aunque el olorcillo a quemado no se correspondía al del color

. ¡Puag!
El casete de recambio me cuesta exactamente 352 euros en la SAAB. La buena noticia es que lo tendré hoy lunes por la tarde. Espero que no haya más sorpresas de este calibre.
De momento, mantengo la previsión de ir mañana a cambiarle las cuatro ruedas, si la reparación ha concluido con éxito hoy. Después de todo y gracias a mi amigo, he podido solucionar el problema rápidamente, a pesar de las fechas en las que estamos.
En fin, que el verano (mecánicamente hablando) no ha empezado muy bien. Espero que la cosa quede aquí...
